
A finales de marzo de 1945 el beato Álvaro del Portillo predicó unos ejercicios espirituales en el Colegio de las Carmelitas de la Caridad de Vigo. Estaban organizados por Acción Católica, y a ellos asistieron, como solían hacer cada año, Ramona y Milagros Sanjurjo Aranaz. Casi cincuenta años más tarde, Ramona escribió sus recuerdos en su testimonio sobre Del Portillo: Me llamó la atención el modo de tratar los temas de las meditaciones: era una manera nueva, era algo nuevo, distinto… que me conmovió profundamente porque, aunque había hecho habitualmente Ejercicios Espirituales, nunca había oído hablar así del Amor de Dios. Fue para mí un gran descubrimiento, un encuentro con Dios como Padre, como Amigo, que me produjo un gran impacto. El segundo día fui a hablar con él y me explicó lo que era el Opus Dei. No recuerdo exactamente sus palabras, pero me quedó claro que se trataba de un camino de santidad en medio del mundo. Eso era precisamente lo que yo estaba buscando. El día siguiente en una meditación nos dijo: «Si has dejado por Dios las cosas ilícitas, ¿por qué no dejas también las lícitas?». Estas palabras arrancaron mi decisión de entregar la vida a Dios1.
El 3 de abril escribió a Josemaría Escrivá de Balaguer, pidiendo ser recibida en el Opus Dei2; dos días antes había escrito a Encarnación Ortega, directora del primer centro de mujeres del Opus Dei en Madrid, para presentarse y concretar los detalles de su traslado a la capital3. Este artículo recoge la relación de Sanjurjo con el Opus Dei al hilo de su abundante correspondencia.
La familia Sanjurjo
La familia Sanjurjo era conocida y apreciada en Vigo; el abuelo, Antonio Sanjurjo Badía, fue un emprendedor importante en el desarrollo industrial de la ciudad4. Participó en la política local, formando parte de varios ayuntamientos por el Partido Conservador. Pero por lo que quedó en la memoria de los vigueses fue por su concepto de la dignidad de los trabajadores y las iniciativas para garantizar sus derechos. Por ejemplo, en aquella época no había seguridad social, así que Sanjurjo creó una para sus más de doscientos trabajadores5.
Antonio Sanjurjo tuvo cinco hijos: dos muj, Ramona y Carmen, y tres varones. Antonio estudió ingeniería naval en Inglaterra y se hizo cargo de las empresas Sanjurjo en Vigo; Manuel estudió ingeniería mecánica en Alemania y se encargó de la empresa de autobuses La Regional, fundada por su padre y radicada en Santiago de Compostela; y Fernando estudió ingeniería química en Bélgica pero falleció debido a la tuberculosis en 1903.
Manuel Sanjurjo se casó con María Aranaz Elices, y se trasladó a Santiago de Compostela. El matrimonio tuvo trece hijos6; Ramona fue su quinta hija y nació en Santiago el 20 de enero de 1916. Dos años después murió Antonio, el hermano mayor de Manuel, por lo que éste vendió La Regional y regresó a Vigo para hacerse cargo de las empresas de su padre. En 1939, su segunda hija, María Antonina, que había estado estudiando en Estados Unidos, falleció también por tuberculosis7.
Ramona Sanjurjo tenía veinte años cuando estalló la Guerra Civil, durante la cual fue enfermera voluntaria en el hospital que se instaló en el antiguo colegio Apóstol Santiago, expropiado a los jesuitas durante la República. También dedicaba parte de su tiempo a la formación de obreras en el marco de la Acción Católica, una tarea afín con las preocupaciones sociales que había aprendido en su familia. Le gustaba mucho el fútbol y acudía a menudo a animar a su equipo, el Celta de Vigo. También le gustaba la música y acudía al ballet y a conciertos.
1945-1948
El 2 de febrero de 1945, Josemaría Escrivá de Balaguer y Álvaro del Portillo visitaron al obispo de Tuy-Vigo, José López Ortiz8, quien les invitó a acompañarle en una visita pastoral al Colegio de San José de Cluny. A esta visita acudió Ramona Sanjurjo en representación de Acción Católica de su parroquia, y fue éste su primer encuentro con personas del Opus Dei. Unas semanas después, acudió a los ejercicios espirituales predicados por Del Portillo, en los que tomó la decisión de entregarse a Dios en el Opus Dei. Enseguida surgió la oportunidad de viajar a Madrid, pues en Acción Católica pidieron voluntarias para acudir a un cursillo de “delegadas de obreras” que comenzaba el 22 de abril. Sanjurjo se ofreció a ir para poder acercarse al centro situado en la calle Jorge Manrique y conocer a Encarnación Ortega9.
La correspondencia de Sanjurjo es una fuente de información muy detallada acerca de los años que transcurrieron hasta que se abrió un centro del Opus Dei en Vigo. Pero también es un retrato fidedigno de una mujer vital, sincera, arrolladora, llena de entusiasmo, sacrificada y generosa, alegre.
Desde la primera carta se muestra como es, contando todo con una gran sencillez, lo bueno y lo malo. Cuenta cómo habló de Camino a su familia y en las reuniones de Acción Católica, y que fue muy bien recibido. Y con el mismo entusiasmo cuenta lo que más le cuesta, pues vive en una ciudad pequeña en la que su familia es muy conocida: «a lo que más miedo le tengo es a la gente y a servir de blanco a todo el mundo […]. Cuando me marche que digan lo que quieran. Como el que se sepa creo es lo [que] más me molesta, se lo he ofrecido a Dios ¡para que él haga con mi “molestia” lo que quiera!» 10.
A finales de abril viajó a Madrid y el 4 de mayo ya estaba de nuevo en Vigo. Comunicó a su padre y a sus hermanos su decisión, y comenzó a hacer los preparativos para trasladarse a la capital. El 29 de mayo de 1945 se presentó en el centro de Jorge Manrique acompañada de su madre11. Al día siguiente pudieron saludar a san Josemaría. El 31 de mayo se quedó a vivir en el centro y comenzó a ayudar en la Administración de la Residencia Moncloa12. Su única inquietud era una sensación de cansancio que venía arrastrando desde hacía tiempo. Ya en 1939 −año de la muerte de su hermana– había tenido «algo de pulmón» y no se cuidó13; por este motivo estaba pendiente del resultado de unas pruebas médicas, que mostraron que tenía tuberculosis y debía ponerse en tratamiento inmediatamente14. En esas mismas fechas se le diagnosticó a su hermana Dolores y en septiembre a su hermano Fernando, así que toda la familia se hizo radiografías15.
Su madre volvió a Madrid a recogerla y ambas fueron a despedirse de Josemaría Escrivá de Balaguer16. El 17 de julio de 1945 ingresó en el sanatorio Nuestra Señora del Carmen, en La Estrada17. Los médicos le indicaron que, sin fatigarse, podía leer y coser, pero lo principal era hacer reposo, una dieta especial, y la medicación18.
En una carta a Del Portillo cuenta su plan de vida en el sanatorio: A las 8 me traen la Comunión, doy gracias y hago oración hasta las 9 ¼ en que desayuno. Como hasta las 10 ½ no me incorporo, hago durante un rato lectura espiritual. A la 1 ½ como y después tengo que hacer 2 horas de reposo absoluto y aprovecho para rezar dos partes del Rosario, una al principio y otra al final. Antes de merendar doy hora y media de clase de inglés. De 6 ¼ a 7 ¼ hago oración, después coso hasta la hora de la cena, rezo la otra parte del Rosario, examen y a las 11 ¼ he terminado todo19.
No tenía duda de que en unas semanas regresaría a Madrid. «No sabes cómo me acuerdo de ahí, y lo que pienso lo que estarán haciendo en Los Rosales, y qué estarán haciendo en La Moncloa. […] El Padre [J. Escrivá] me dijo, y yo de todo corazón quiero cumplirlo, que escribiera mucho, así que prepárate a leer bobadas y cosas sin importancia, te contaré lo que haga, que será todos los días igual. […] Alguna vez te mandaré unas notas para D. Álvaro [del Portillo]»20. En los momentos de desaliento, porque los resultados de las pruebas no acababan de salir bien, se animaba leyendo las cartas que le llegaban con noticias del desarrollo del Opus Dei por toda España: la apertura de centros en Bilbao21, Sevilla, y Santiago de Compostela.
En octubre le dieron el alta y el día 25 se trasladó a Vigo, aunque debía guardar cama22 y seguir unas recomendaciones sobre el descanso que le impedirían hacer vida normal en un año o dos. «Es una cosa que no tiene más explicación de ¡que Dios lo quiere! Y ¡que bendita sea su Voluntad!, pero qué mal sé aprovecharla»23. A finales de abril de 1946 le enviaron de Madrid una reliquia de Isidoro24 para que le pidiera por su completo restablecimiento.
En los meses siguientes, pese a sus limitaciones, comenzó a preocuparse por acercar a Dios a sus conocidas en Vigo; siguió muy de cerca el desarrollo del Opus Dei25, la marcha de Encarnación Ortega a Roma, los viajes de san Josemaría; pensaba en personas que pudieran alojarse en las residencias que se iban abriendo o trabajar en la atención doméstica de las mismas; no se olvidaba de felicitar los santos y cumpleaños, enviaba −y recibía− algún regalo por Reyes, cosía y buscaba telas y diseños y hasta recetas para que las cocineras pudieran innovar; y también tuvo que explicar en varias ocasiones qué era esa institución nueva en la Iglesia que algunos no acababan de comprender, para lo cual solía pedir consejo en sus cartas. En ellas también escribía acerca del continuo crecimiento de su numerosa familia, de las bodas, trabajos, viajes y reuniones familiares, y también de las enfermedades y muertes imprevistas: «en estas familias tan numerosas se intercalan las penas y alegrías continuamente»26. Cuando la salud se lo permitía viajaba a Madrid y pasaba unos días en la residencia Zurbarán27. Así llegó el mes de marzo de 1948.
Admisión como supernumeraria
Como se deduce de sus cartas, Sanjurjo nunca cuestionó su vinculación con el Opus Dei, aunque no realizara ninguna incorporación de tipo jurídico. Tampoco las personas con las que mantuvo correspondencia la trataron de un modo distinto a cuando había estado viviendo en el centro de Jorge Manrique. Reflexionaba sobre su situación28, pensando que tenía un compromiso que era para siempre: «Querida Encarnación, hoy hace el año que estuve ahí. Todo el día estuve acordándome. Pedid mucho por mí para que me lo acuerde siempre y pueda cumplir lo que aquel día prometí»29.
Con su problema de salud, Sanjurjo no podía seguir un ritmo de vida con la dedicación propia de las numerarias. La solución estaba incluida en el propio desarrollo del Opus Dei como institución. El 18 de marzo de 1948 la Santa Sede aprobó el estatuto que permitía la incorporación jurídica a la Obra de personas solteras o casadas que «se dedican parcialmente al servicio del Instituto, y emplean como medios de santificación y apostolado sus propias ocupaciones familiares y su profesión o trabajos»30. A finales de marzo pasó unos días en Zurbarán, y el 3 de abril san Josemaría le pidió que acudiera al centro de la calle Lagasca para hablar con ella. En aquella conversación le propuso escribir una carta para pedir la admisión como supernumeraria, y le dijo que José María Hernández Garnica le explicaría todo. Al día siguiente escribió la que ella misma llama «la segunda carta»31.
Todo continuó igual, salvo que en diciembre de ese mismo año se inauguró la residencia universitaria La Estila en Santiago de Compostela, que contaba con una Administración para la atención doméstica, y Sanjurjo comenzó a ir allí para recibir formación y ayudar en las diversas tareas.
Pasaba unos días cada mes en ese centro, y una vez al año iba a Madrid32.
1948-1960
Desde este momento las cartas de Sanjurjo se dirigen principalmente a la directora de la Administración de La Estila. Desde allí se organizaban viajes a Vigo, en los que se hablaba del Opus Dei y se daban charlas de formación cristiana, pero no viajaba ningún sacerdote para dirigir retiros espirituales. En septiembre de 1948 Sanjurjo se encontraba en Puebla de Trives descansando, y tuvo un encuentro providencial con el fundador del Opus Dei, que había parado allí a comer en uno de sus viajes. Ella le preguntó cuándo podrían empezar los retiros en Vigo, «el Padre [J. Escrivá] me dijo que D. José López Navarro iba a dar Ejercicios en La Coruña, y que a ver si iba a Vigo»33.
Antes de un mes ya había hecho todas las gestiones necesarias34. Al poco comenzó a viajar, desde Santiago, el sacerdote Federico Suárez para dirigir los retiros mensuales y atender espiritualmente a las participantes. José López Ortiz y Eliodoro Gil35 impartían tandas de ejercicios en Tuy. Cada vez acudían más personas. Muchas de las primeras numerarias de Vigo descubrieron su vocación al Opus Dei o se afianzaron en ella gracias a Sanjurjo: Montserrat Bordas, las hermanas Carmen y Concepción Cameselle, las hermanas Lourdes y María Augusta Bandeira, María del Carmen Mora de la Rua, María Purificación González Fernández, Catherine Bardinet, María del Carmen Cominges. En 1951 escribía a Encarnación Ortega: «¡Bueno! ¡Que ya somos nueve de Vigo, y dispuestas a multiplicarnos este año!»36.
En 1958 se formó el primer grupo de cooperadoras del Opus Dei37, y en marzo del año siguiente había trece supernumerarias38 en Vigo. Normalmente se reunían en el Hotel Continental o en casa de alguna de ellas, hasta que acondicionaron un piso con un pequeño oratorio en el que se celebró la primera Misa en octubre de 195939. Pero su objetivo era comprar una buena casa que sirviera para alguna iniciativa apostólica de envergadura; en sus conversaciones pensaron que lo más adecuado para Vigo era una escuela profesional, y comenzaron a buscar cómo poner en marcha lo que en 1967 sería la Escuela de Secretariado Aloya.
Sanjurjo se preocupaba además por todas las iniciativas del Opus Dei. Animó a muchas mujeres que iban a vivir a Madrid a que se alojaran en el Colegio Mayor Zurbarán40. Colaboró en los preparativos del viaje de Narcisa González Guzmán a Estados Unidos, gracias a los contactos de su familia con los países anglófonos, debido a sus negocios. En 1954 se encargó de todas las gestiones del viaje a Colombia de las mujeres que iban a comenzar allí el trabajo apostólico del Opus Dei, y que partieron en barco desde Vigo41. Se carteaba regularmente con Encarnación Ortega en Roma, con Narcisa González Guzmán en Estados Unidos, con varias personas en Londres. Ponía en contacto con los centros a personas que conocía y enviaba regalos y dulces en Navidad o aprovechando el viaje de algún conocido.
Pero especialmente se implicó en los inicios en Portugal; conocía personalmente a Ester Teijeira y a varias de las primeras mujeres del Opus Dei que fueron a vivir primero a Lisboa y después a Oporto, adonde ella viajaba con frecuencia por tener una hermana viviendo allí. Ayudó en todo: hacía gestiones, compraba ropa y enseres para las casas, y estaba a disposición de las familias de las que se habían ido para lo que fuera necesario, también para acompañarlas ante cualquier problema42.
En 1953 la Cruz Roja inauguró un moderno hospital en Vigo. Los responsables llamaron a Sanjurjo y le propusieron encargarse de los cursos de formación que se iban a impartir a los enfermeros. Aceptó el encargo porque le abría un campo de formación profesional y humana de muchas personas43. Nunca dejó de lado el ayudar a los necesitados. «Me gustaría hacer en los “ratos perdidos” algo de calceta para los pobres», escribía en 1954, refiriéndose a los ratos en los que tenía que estar con sus padres simplemente hablando y acompañándolos (no llevaba nada bien la inactividad)44. También hay constancia de gestiones para atender a niños desnutridos de familias pobres, para que les hicieran una revisión en el hospital, o conseguirles plaza en un hospicio45.
Una de sus grandes ilusiones fue viajar a Roma. Después de sortear muchos problemas como la falta de dinero y los requisitos para obtener el pasaporte, el 28 de abril de 1951 pudo visitar la Ciudad Eterna con una peregrinación diocesana46, pero no regresó con ellos, sino que se quedó todo el mes de mayo viviendo en Villa Sacchetti, sede central del Opus Dei. Pudo hablar varias veces con Escrivá de Balaguer; un domingo por la tarde la llevó de visita, junto con otras personas, por las zonas donde se estaban realizando las obras necesarias para adecuar el edificio47. En septiembre de 1958 volvió a Roma con otra peregrinación.
También participó en la primera convivencia para supernumerarias que tuvo lugar en Molinoviejo a partir del 8 de junio de 195548. Sin embargo, al año siguiente se le hizo muy cuesta arriba ir, y así lo cuenta con sinceridad en sus cartas, debido a que su madre estaba pasando un mal momento y ella debía atender muchas cosas de la familia. Aun así, finalmente decidió acudir49.
Fue también un apoyo en su familia, tan numerosa. Al ser la única hermana soltera, vivía con sus padres y se encargaba de ellos, y en los últimos años de su vida les dedicó todo su tiempo; además, habitualmente se hacía cargo de los sobrinos, acudía junto a sus hermanas para ayudarles cuando daban a luz y, especialmente en las situaciones de muertes prematuras o de enfermedades graves, fue apoyo para todos. También procuraba que todos tuvieran buena formación humana y cristiana.
Toda esta actividad tenía como motor el amor, su amor a Dios, su amor por las almas, su amor por su familia y, como freno, únicamente su mala salud: casi continuamente tenía décimas de fiebre50, y si no hacía reposo terminaba con alguna recaída que la dejaba en cama varios días.
Últimos años
Una vez inaugurado El Piso, el número de personas que acudían a las actividades se multiplicó y comenzaron a buscar una casa más grande para que pudieran instalarse las numerarias. Sanjurjo participó muy activamente en todas las iniciativas, pero sobre todo fue una inspiración para las nuevas mujeres que iban llegando al Opus Dei. Su vida continuó con las mismas actividades, con un sentido de responsabilidad especial, a pesar de su progresivo deterioro físico51. Empezó a sufrir crisis coronarias a principios de los años ochenta. En vez de reducir su actividad, la adaptó a la nueva situación, dedicándose a coser para conseguir dinero para las necesidades apostólicas; además, sentía la responsabilidad de contar a las más jóvenes todo lo que había vivido ella desde los inicios del Opus Dei, como modo de hacerles amar su vocación52.
Aún pudo cumplir una ilusión, pese a su estado de salud: acudió a Roma en enero de 1991 a la ordenación episcopal de Álvaro del Portillo. Después le escribió para contarle el viaje y darle las gracias: «empezó todo en aquel curso de retiro, hará en marzo 46 años, y en el que V. me dio a conocer el Opus Dei, que tanto ha llenado mi vida y me ha hecho tan feliz»53.
Ramona Sanjurjo murió el 23 de febrero de 2001 a consecuencia de un derrame cerebral. En los últimos meses apenas hablaba, pero siempre estaba rezando con el rosario en la mano. La atendieron con gran dedicación y afecto hasta sus últimos momentos, tanto su familia como las personas del Opus Dei. El final de su existencia transcurrió en un continuo agradecimiento, porque veía los frutos de su vida entregada: «esa mañana cuando pensaba en la tertulia −en Santiago− recordé que el año 48 o 49 haciendo el curso de retiro en la administración de La Estila −al no haber en otro sitio, yo hacía los R. [retiros espirituales] con las numerarias− el sacerdote, que era D. Federico Suárez me dijo: «Ramona, no te agobies, pero Vigo depende de ti». Y al verme allí con tanta gente, lo que fue, las gracias que di. Cómo me acordé de nuestro Padre [J. Escrivá]: “soñad y os quedaréis cortos”»54.
Francisca Colomer Pellicer
Francisca Colomer Pellicer. Profesora de Geografía e Historia en Educación Secundaria. Ha trabajado como formadora del profesorado en la Red de Formación de la Región de Murcia. Doctora en Historia con Premio Extraordinario por la Universidad de Murcia (1997). Ha investigado en colaboración con la red Historia a Debate, de la Universidad de Santiago de Compostela, sobre el nuevo paradigma historiográfico, el historiador como sujeto en la investigación histórica y la biografía como modo de hacer Historia. Actualmente trabaja en historia contemporánea de España, reconstruyendo las circunstancias de un sujeto o grupo de sujetos concreto (familias, redes sociales), para enlazar sus actuaciones con ámbitos históricos sucesivamente más amplios.
1 Testimonio de Ramona Sanjurjo Aranaz sobre Álvaro del Portillo, AGP, APD, T-0338. Cfr. Javier Medina Bayo, Álvaro del Portillo. Un hombre fiel, Madrid, Rialp, 2012, pp. 256-257.
2 AGP, U.1.1, carpeta 7, legajo 3, carta de 3 de abril de 1945: «Respetable Padre [J. Escrivá], ya D. Álvaro Portillo le habrá dicho mi deseo de entrar en la Obra de Dios. Ocurrió todo de un modo tan sencillo, que estoy verdaderamente encantada y con una tranquilidad tan grande como nunca pensé que pudiera sentir».
3 AGP, U.1.1, carpeta 7, legajo 3, carta de 1 de abril de 1945: «Querida Encarnita [Encarnación Ortega], como ya D. Álvaro Portillo te habrá enterado de mi deseo de ir a vivir con vosotras, excuso de entrar en detalles. No quise escribiros hasta no haber hablado con mi madre, lo hice esta mañana antes de ir a Misa».
4 Eduardo Galovart, Biografías, Antonio Sanjurjo Badía, https://vigopedia.com/bio-grafias-antonio-sanjurjo-badia/, consultado el 24 de enero de 2018. Nació en Sada (La Coruña) en 1837. Su padre tenía una relojería, pero también diseñaba y arreglaba todo tipo de máquinas. Con diecisiete años, Antonio emigró a Cuba, donde estuvo cinco años. A su regreso se estableció en Vigo y en 1860 fundó una empresa llamada La Industriosa. También fundó un astillero, una empresa de autobuses, participó en iniciativas de desa-rrollo de la ciudad −alumbrado, tranvías, agua−, y diseñó y construyó un submarino.
5 Ibid.: introdujo la costumbre de pagar los sueldos los sábados en vez de los domingos, como era lo habitual, para evitar que los obreros tuvieran que acudir a las fábricas en el día de descanso. En 1879 el rey Alfonso XII le concedió la Cruz de Carlos III y en 1927 Vigo le dedicó una calle. «En la moción se decía: Es rarísimo hallar una fábrica o taller donde los trabajadores consideren a su patrono como un protector y éste a aquellos como sus favorecedores».
6 Manuel, María Antonina, Concepción, María del Carmen, Ramona, Teresa, Filomena, Margarita, Fernando, María Milagros, María Jesús, María Pilar y Dolores.
7 Cristina López Villar, María Antonina Sanjurjo Aranaz, http://www.culturagalega.org/ album/detalle.php?id=275, consultado el 24 de enero de 2018. María Antonina nació en 1910, estudió perito mercantil en Vigo y trabajó en la Escuela Profesional de Comercio. Durante los cursos 1931- 32 y 1933 -34, se matriculó en Derecho en la Universidad Central y en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles en Madrid y se alojó en la Residencia de Señoritas. Recibió una beca para estudiar en el Smith College de Northampton (Massachusetts, Estados Unidos) en el curso 1934-35, y en el siguiente estudió Geografía en la cercana Clark University de Worcester. Enfermó de tuberculosis y regresó a Vigo, donde murió en 1939 a los veintinueve años.
8 Cfr. José Carlos Martín de la Hoz, Un amigo de san Josemaría: José López Ortiz, OSA, obispo e historiador, SetD 6 (2012), pp. 91-121. Fray José López Ortiz, agustino, era muy amigo de san Josemaría desde 1924.
9 AGP, U.1.1, carpeta 7, legajo 3, carta de 12 de abril de 1945 a Encarnación Ortega. En la calle Jorge Manrique de Madrid se encontraba el primer centro de mujeres del Opus Dei.
10 AGP, U.1.1, carpeta 7, legajo 3, carta de 14 de abril de 1945: su madre les leía puntos de Camino en las reuniones familiares y su hermana Milagros pidió a una librería que lo encargaran; cuando llegó se agotó en veinticuatro horas. «Servir de blanco»: ser objeto de habladurías.
11 Diario del centro de la calle Jorge Manrique del 1 de mayo al 15 de septiembre de 1945, AGP, serie 4, D-1010.
12 Ibid. La Administración de Moncloa fue el primer centro de mujeres dedicado a la atención doméstica de una residencia de grandes dimensiones, cfr. Inmaculada Alva, Administración de la Residencia de La Moncloa, en José Luis Illanes – José Luis González Gullón et al. (eds.), Diccionario de San Josemaría Escrivá de Balaguer, Roma-Burgos, Istituto Storico San Josemaria Escrivá – Monte Carmelo, 2013, p. 71.
13 AGP, U.1.1, carpeta 7, legajo 3, carta de 16 de septiembre de 1945 a Encarnación Ortega.
14 Testimonio de Ramona Sanjurjo Aranaz sobre Josemaría Escrivá de Balaguer, AGP, A.5, 245-2-5.
15 AGP, U.1.1, carpeta 7, legajo 3, carta de 7 septiembre de 1945 a Narcisa González Guzmán en Bilbao.
16 Testimonio de Ramona Sanjurjo Aranaz sobre Josemaría Escrivá de Balaguer, AGP, A.5, 245-2-5: «Fui con mi madre a despedirme del Padre [J. Escrivá] a Lagasca y me dijo que Dios me había pedido una cosa difícil pues nadie se iba a creer que no había perseverado por estar enferma, y aconsejó a mi madre que me llevase a un sanatorio, como así fue».
17 Olimpio Arcas Calda, A Estrada, terra saudable. O sanatorio “Nuestra Señora del Carmen”, en «A Estrada, miscelánea histórica e cultural» 3 (2000), pp. 193-225. El Sanatorio fue inaugurado en 1944 por los doctores Saturio y Manuel de la Calle Sáenz, en La Estrada (Pontevedra). Tenía veintiocho camas. Las religiosas terciarias franciscanas se encargaban de la atención del sanatorio. El capellán en esos años fue Adolfo Camba y Camba.
18 AGP, U.1.1, carpeta 7, legajo 3, carta de 18 de julio de 1945 a Encarnación Ortega.
19 AGP, U.1.1, carpeta 7, legajo 3, carta de 22 de julio de 1945 a Álvaro del Portillo. Cosía sobre todo mantelerías para su familia y para los centros del Opus Dei, y ropa de oratorio.
20 AGP, U.1.1, carpeta 7, legajo 3, carta de 13 de julio de 1945 a Encarnación Ortega.
21 Se lo hizo saber a su hermano Fernando, que iba a estudiar ingeniería en Bilbao y se alojó en la Residencia Abando.
22 AGP, U.1.1, carpeta 7, legajo 3, carta de 25 octubre de 1945 a Encarnación Ortega.
23 AGP, U.1.1, carpeta 7, legajo 3, carta de 21 octubre de 1945 a Encarnación Ortega.
24 AGP, U.1.1, carpeta 12, legajo 4, carta de 1 mayo de 1946 a Encarnación Ortega. «Isidoro»: Isidoro Zorzano Ledesma, uno de los primeros fieles del Opus Dei, fallecido a consecuencia de un cáncer en 1943, con fama de santidad. Su proceso de beatificación se inició en 1948.
25 AGP, U.1.1, carpeta 12, legajo 4, carta de 7 abril de 1946 a Encarnación Ortega.
26 AGP, U.1.1, carpeta 27, legajo 9, carta de 6 enero de 1948 a Guadalupe Ortiz de Landázuri, entonces directora de la Residencia Zurbarán.
27 Zurbarán fue la primera residencia de estudiantes dirigida por mujeres del Opus Dei, en la calle del mismo nombre en Madrid. Cfr. Mercedes Montero, Los comienzos de la labor del Opus Dei con universitarias: la Residencia Zurbarán de Madrid (1947-1950), SetD 4 (2010), pp. 15-44.
28 AGP, U. 1.1, carpeta 12, legajo 4, carta de 7 de mayo de 1946 a Encarnación Ortega, acerca de su conversación con el médico sobre la posibilidad de ir a vivir a Madrid: «Yo por un lado quiero marcharme, porque creo que haciendo las dos horas de reposo por las tardes puedo hacer luego la vida normal, pero por otro lado no me gusta estar en un plan distinto que las demás. Así que haré lo que vosotras queráis que como tú dices será lo que quiera Dios».
29 AGP, U. 1.1, carpeta 12, legajo 4, carta de 31 de mayo de 1946 a Encarnación Ortega. Escribió la carta solo para decir eso.
30 Cfr. Amadeo de Fuenmayor – Valentín Gómez-Iglesias – José Luis Illanes: El itine-rario jurídico del Opus Dei. Historia y defensa de un carisma, Pamplona, Eunsa, 1989, pp. 197-202.
31 Testimonio de Ramona Sanjurjo Aranaz sobre Josemaría Escrivá de Balaguer, AGP, A.5, 245-2 -5. El modo de pedir la admisión en el Opus Dei es por escrito mediante una carta. La de Ramona Sanjurjo se conserva en AGP, U. 1.1, carpeta 12, legajo 4, y dice así: «Padre: Le agradecería infinito me admitiera en La Obra como socia super numeraria [sic]. Si hasta ahora estaba unida a Vds., desde ahora lo estaré mucho más y dispuesta a trabajar en el sitio y lugar donde Vds. quieran y como quieran». Sobre José María Hernández Garnica, cfr. José Carlos Martín de la Hoz, Roturando los caminos. Perfil biográfico de D. José María Hernández Garnica, Madrid, Palabra, 2012.
32 Testimonio de Ramona Sanjurjo Aranaz sobre Josemaría Escrivá de Balaguer, AGP, A.5, 245-2- 5: en octubre de 1950 pasó unos días en el centro de la calle Juan Bravo. Posteriormente fue realizando los distintos pasos jurídicos de incorporación al Opus Dei: fue admitida el 17 de noviembre de 1952, hizo la incorporación temporal el 26 de mayo de 1955, y la incorporación definitiva el 2 de febrero de 1972.
33 Testimonio de Ramona Sanjurjo Aranaz sobre Josemaría Escrivá de Balaguer, AGP, A.5, 245-2- 5. En este documento pone que este encuentro fue en julio, pero en carta fechada en Trives el 12 de septiembre de 1948 (AGP, U.1.1, carpeta 27, legajo 9), dice: «Querida Guadalupe, el viernes estuve con el Padre, puedes figurarte mi emoción. Les vieron llegar mi hermana, y la hermana del chico que te dije era de la Obra, ninguna de las dos lo conocían, pero les pareció, nos vinieron a buscar en seguida».
34 AGP, U.1.1, carpeta 27, legajo 9, carta de 10 de octubre de 1948 a Guadalupe Ortiz de Landázuri.
35 Cfr. José Luis González Gullón – Jaume Aurell, Josemaría Escrivá de Balaguer en los años treinta: los sacerdotes amigos, SetD 3 (2009), pp. 41-106. Eliodoro Gil Rivera era el secretario del obispo José López Ortiz; perteneció a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.
36 AGP, U.1.1, carpeta 90, legajo 30, carta de 6 de febrero de 1951 a Encarnación Ortega.
37 AGP, U.1.1, carpeta 380, legajo 127, carta de 23 de marzo de 1958 a Encarnación Ortega.
38 AGP, U.1.1, carpeta 433, legajo 145, carta de 23 de marzo de 1959 a Encarnación Ortega.
39 AGP, U.1.1, carpeta 433, legajo 145, carta de 21 de octubre de 1959 a Pilar Garrido. Con humor, pusieron un nombre propio a este lugar: El Piso.
40 Montero, Los comienzos, p. 32. «Sacar adelante Zurbarán no era sólo el objetivo de todas las que vivían en aquel centro, sino de todas las que pertenecían al Opus Dei o participaban en los medios de formación». Un ejemplo en AGP, U.1.1, carpeta 40, legajo 14, carta de 31 de agosto de 1949 a Rosario Orbegozo.
41 AGP, U.1.1, carpeta 198-c, legajo 66-bis, carta de marzo de 1954 a Josefina de Miguel.
42 AGP, U.1.1, carpeta 117, legajo 39, carta de 1 de febrero de 1952 a Ester Teijeira en Lisboa.
43 AGP, U.1.1, carpeta 155, legajo 52, carta de 22 de abril de 1953 a Hortensia Mañas.
44 AGP, U.1.1, carpeta 198-c, legajo 66-bis, carta [s. f., 1954] a Hortensia Mañas.
45 AGP, U.1.1, carpeta 244, legajo 82, carta de 4 de septiembre de 1955 a María del Carmen Carnicero.
46 AGP, U.1.1, carpeta 90, legajo 30, carta de 18 de abril de 1951 a Carmen Gutiérrez Ríos.
47 Testimonio de Ramona Sanjurjo Aranaz sobre Josemaría Escrivá de Balaguer, AGP, A.5, 245-2-5.
48 AGP, U.1.1, carpeta 244, legajo 82, carta de 26 de junio de 1955 a María del Carmen Carnicero.
49 AGP, U.1.1, carpeta 291-a, legajo 97-bis, carta de 14 de junio de 1956 a María del Carmen Carnicero.
50 AGP, U.1.1, carpeta 61, legajo 21, carta de 5 de marzo de 1950 a Ester Teijeira.
51 AGP, U.1.1, carpeta 1674, legajo 559, carta de 29 de agosto de 1980. Ella contaba divertida a Álvaro del Portillo que su grupo de supernumerarias, todas mayores de cincuenta años, había puesto una residencia para las chicas que iban a estudiar Formación Profesional en Aloya: en dieciocho días la montaron, con cuarenta camas.
52 AGP, serie U.1.4, carpeta 174, legajo 47, Nota necrológica de Ramona Sanjurjo Aranaz.
53 AGP, U.1.1, carpeta 134, legajo 45/91, carta de 14 de enero de 1991 a Álvaro del Portillo.
54 AGP, U.1.1, carpeta 130, legajo 44/95, carta de 26 de junio de 1995 a Javier Echevarría. «Los R.»: los retiros.